Va pasando el tiempo
Ha pasado un mes desde la última vez que te escribí, desde la última vez que no contuve mi verborragia para que al menos tuvieras una vaga idea de todo el dolor que causaste. Me prometí no volver a escribirte, no llamarte, y lo he cumplido, pero no sabes cuánto me ha costado, cuántas veces he releído nuestra última conversación, es por eso que te escribo hoy, porque sé que no podrás leerlo, porque es la única forma de calmar mis ansias de decirte, que te extraño y que aunque no eres para mí, te quiero en mi vida. Ha pasado un mes desde que te pedí que no me vuelvas a escribir, que no me digas todo lo que antes ya me dijiste, un mes desde que te dije que te olvidaría para siempre y confieso que lo que más deseo es recibir un mensaje tuyo, que me digas lo de siempre, esas palabras bonitas y toscas, esas palabras que me hacían suspirar, emocionar, enrojecer, acalorar y que también me hicieron llorar. Ha pasado un mes desde la última vez que escuché tu voz, parecía entrecortada y no